Quisiera no hablar del Año Nuevo ni del Año Viejo. Tampoco de lo que pasó o va a pasar, mucho menos de lo que “quisiera” que pasara. De repente me parecen temas muy gastados, o será que por mi parte, no debería ser necesario un fin de año para reflexionar.
Pero no se asusten, no vine a hacer gala de mi amargura. Tampoco es mi objetivo exhibir mis penas o frustraciones. Pero en este año que fenece ¡pasaron tantas cosas! Unas buenas otras malas; cosas nuevas, cosas peores; porque todos – salvo extremas excepciones -, tenemos algo de común, algo de extraordinarios y ¿por qué no?, también algo extraordinario dentro de lo ordinario; tanto así que la mayoría de las veces no estamos para creer que esas cosas comunes, con las que vivimos todo el tiempo, pueden sorprender a alguien.
Mientras tanto aquí estoy, pensando, reflexionando y recordando todo el cúmulo de experiencias vividas en este 2014… ¡Ufff!, ¡Cuántas cosas!; aunque sin duda alguna fueron los problemas de salud en la familia los que más acapararon mi atención-
Días, semanas y muchas horas de batallar contra ese cúmulo de adversidades, pero con el firme propósito de superarlas a como dé lugar y a costa de lo que sea.
Las cosas por ahora están estables. Gracias a Dios contamos con la solidaridad de una generosa mujer que llegó expresamente del estado de California con la intención de ayudar a la familia en este trance.
Este jueves estuvimos en la clínica Uno del Seguro Social. La sesión de hemodiálisis se realizó sin contratiempos. Si acaso leves mareos. Hoy viernes nos trasladaremos hasta la capital tapatía para cumplir con algunas citas médicas. No sé si regrese a tiempo para asistir a la posada que organiza el Periódico Express. Ojalá y pueda.
Pero no ha todo ha sido desconsuelo; también hay muchas satisfacciones, como es la solidaridad manifiesta de algunas personas; aunque también hemos resentido el ausentismo de muchos de los que se decían “amigos”, sobre todo de aquellos políticos que buscaban un cargo de elección popular en las elecciones de julio pasado. Algunos ya están en sus cargos, pero se olvidaron de nosotros.
Cinco días más y estaremos celebrando la Navidad. Por cierto, y he vivido muchas navidades. Pero, ¿Saben qué?, las mías no se dan solamente en diciembre, sino en distintas épocas del año. Mi navidad lo mismo es enero que en febrero, en marzo o abril, mayo, junio… julio agosto; septiembre y octubre, noviembre… y desde luego diciembre.
Hoy espero que la navidad sea perenne para ti, estimado lector que lees estas líneas – y que a lo mejor no pasan de tres -. Hoy deseo que goces de salud los 365 días del año. Hoy deseo que la paz y la tranquilidad reinen todos los días del año.
Yo me retiro momentáneamente de mi actividad periodística. Te envío desde este rinconcito el más caluroso de los abrazos. A partir de hoy le dedicaré más tiempo a la familia y a mis amigos, para reincorporarme de nuevo a mis labores en los primeros días de enero. Mis mejores deseos y….
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