AHUACATLÁN.- Las palabras del director general de la Casa Hogar Ahuacatlán 2000 A.C. fueron conmovedoras cuando frente al ataúd de José Ibáñez expresó la bonhomía que lo caracterizaba.
En efecto, fue al profesor José Morales Peña a quien le correspondió dirigir unas palabras al término de una misa que se efectuó la tarde de este martes en la parroquia de San Francisco de Asís.
Entre otras cosas destacó la labor de su amigo y compañero Ibáñez Quesada quien fue testigo e impulsor de la Casa Hogar desde sus inicios, hace más de diez años.
“Se lo dijimos en vida – dijo el maestro José Morales -, para nosotros fue un maestro y un gran amigo que nos aportó de su experiencia y sabiduría para guiarnos y conocer más. Sobre todo fue un amigo con una gran humanidad para los más vulnerables”.
El director general agradeció a nombre de la asociación civil todo lo que José Ibáñez hizo por la casa hogar. “Ojalá y tuviéramos cinco Josés en la comunidad”, apuntó.
El cortejo fue grande cuando se llevó a José a su sepultura. En los últimos meses su salud se fue menguando sin aparente causa, el diagnóstico fue tardío hasta que llegó el desenlace final.
José Ibáñez era de mirada tierna y sonrisa cálida. Perdió a su mujer hace nueve años y desde entonces pudo ayudar aún más a los demás, como a él le gustaba. Su templanza ante las adversidades y las críticas eran admirables. Su trato cordial lo hacía ver como todo un caballero.
Cualquier justicia la sentía y cualquier alegría la hacía suya con lágrimas que todo mundo que lo conoció podían ver. Ese era José, un hombre sin edad.
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