Por: GUILLERMO RAMOS
Ahuacatlán es un municipio de belleza contenida, aprisionada por la falta de voluntad política, al recorrer su plaza pública y sus jardines podemos reconocer en el pueblo la calidez de esos sitios icónicos de México. Es, sin más, el reflejo de un municipio legendario del que emergen personajes de la talla de Prisciliano Sánchez y edificios arquitectónicos únicos, como la plaza de toros, que dan lugar a la fiesta brava más bella del estado de Nayarit. Es, también, uno de los pocos municipios donde la marca de la alianza no pudo ganar la alcaldía, y es que, los ciudadanos se muestran cada vez más conscientes al emitir su voto; con un histórico de tres administraciones panistas, que, poco convencieron al electorado, en la pasada elección se ganó por más de mil votos la alcaldía, bajo el título de Agustín Villegas.
El sentir ciudadano referente al cambio de gobierno se puede medir al recorrer sus calles, o al sentarse a desayunar en el café “La Terraza” y conversar con quien ahí atiende.
También, como es común en los pueblos, nos encontramos con personas que toman el fresco bajo la sombra de los árboles de sus jardines, sus comentarios son de esperanza. “Ahora que ganó Agustín, ojalá nos regresen la fuente que estaba aquí”, dice una mujer de algunos 50 años, señalando el monumento al “Hijo Ausente”, donde antes estaba la famosa fuente, que, sin duda, era de mayor agrado para los ahuacatlenses.
Otra mujer, un tanto más crítica, emite comentarios puntuales sobre las necesidades del pueblo:
- “Ya nos urge tener un banco, hace tiempo nos lo quitaron y ahora las mujeres mayores tenemos que ir hasta Ixtlán a cobrar la pensión”.
Más adelante hablan tres hombres, los tres de edad avanzada, comentan: “lo que a Ahuacatlán le hace falta es que venga más gente, aquí todo mundo vende, pero no hay quien compre, necesitamos más turistas, así vamos a tener más empleo”.
Al conversar con Agustín, podemos entender el por qué los perfiles jóvenes son necesarios en la política, pues siempre inyectan dinamismo y fuerza a la administración pública, además de tener muy en claro que los asuntos como empleo y salud no son variables residuales, si no ejes insustituibles de cualquier ayuntamiento. En algo están de acuerdo el presidente electo y quienes lo eligieron, ambas partes conocen las carencias y debilidades del municipio, de la misma manera, ambas partes se muestran impetuosos e interesados en hacer crecer al pueblo que todos los días se levanta al pie del Ceboruco.
Buenas noticias podemos esperar de Ahuacatlán en este periodo que inicia, con una administración joven, que arranca sus labores con grandes esfuerzos y una ciudadanía de ímpetu renovado, que buscará poner al municipio en la mira del turismo local, como motor del desarrollo económico.
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