Ahuacatlán, Oct. 04.- (Francisco J. Nieves Aguilar).- Las clásicas “ristras” y los estruendosos cohetes que surcaban la altura al despertar el alba, anunciaron el feliz término de la feria de Ahuacatlán Octubre 2010. Un cielo hermoso totalmente despejado hizo presagiar la buena culminación de esta feria.
Desde muy temprano, cientos de gentes empezaron a inundar las calles que conforman el conjunto urbano del pintoresco pueblo de Ahuacatlán. Y con el paso de las horas la gente fue llegando y llegando, en una extenuante jornada de fiesta popular.
A la par, en la plaza de toros portátil que se instaló en la unidad deportiva se llevó a cabo el sorteo de la gran corrida de toros en la que se enfrentarían posteriormente en un interesante mano a mano, el rejoneador Jorge Hernández Gárate y los matadores Israel Téllez y Pedro Gutiérrez El Capea.
Las campanas de la iglesia, a eso de las 12 del mediodía anunciaron el arribo de la peregrinación. Un río de gente pudo admirar el desfile de carros alegóricos y las danzas regionales.
Como podían se apostaron en las aceras o en las partes laterales de la avenida 20 de noviembre y las calles Hidalgo y Libertad, a fin de admirar la procesión.
En la víspera, había tenido lugar un excelente concierto con la participación del excelente dúo “Punto G”, proveniente de Guadalajara, Jalisco.
Jóvenes y no tan jóvenes ocuparon la explanada de la presidencia municipal para deleitarse con la estupenda voz de Homero y Enrique, dos talentosos músicos tapatíos que se ganaron a pulso el corazón de los Ahuacatlenses.
En fin, decíamos que con su peregrinación del mediodía, la corrida de toros que se efectuó en la tarde, la quema de fuegos pirotécnicos en el centro de la ciudad y el baile de los Incontenibles “Astilleros”, se puso punto final a la feria de Ahuacatlán Octubre 2010.
Las condiciones este año no fueron las más propicias. Al presidente del comité de la Feria, Julio César Camacho, “le tocó bailar con la más fea”, como se dice en el lenguaje coloquial. Se tuvo que sortear muchos obstáculos, como es el caso de la inutilización de la plaza de toros El Recuerdo y para lo cual se tuvo que recurrir al alquiler de una plaza portátil, por lo que los resultados financieros seguramente se verán mermados seriamente.
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