Un panorama hermosísimo; así en grado superlativo. Aire puro con olor a pino y roble; animalitos silvestres que se atraviesan intempestivamente por el camino; lagartijas, iguanas, ardillas, conejos. Aves de distintas especies que revolotean sobre las copas de los árboles.
Así, entre “subidas y bajadas”, se puede llegar a la cúspide, desde donde se observa en todo su esplendor la Sierra Madre, el Río Lerma-Santiago y muchos pueblecillos que se asientan en los municipios de Jala, La Yesca e Ixtlán del Río.
La travesía comienza precisamente en esta última localidad. El equipo está preparado para el ascenso: agua, mochila, algunos alimentos, zapatos adecuados, cámara fotográfica y un geoposicionador para medir la altura.
Punto de reunión: crucero de Rosa Blanca, sobre la carretera Internacional, en Ixtlán. El geoposicionador marca 1, 026 metros sobre el nivel del mar.
- ¿Están listos?, —pregunta el ingeniero Alfredo Ibarra—¡Vamonooooosss!
A través de un vehículo llegamos al poblado de Rosa Blanca. Fueron los primeros 21 kilómetros recorridos. Se observa nuevamente “el punto”: , mil 949 metros sobre el nivel del mar.
Viene lo bueno; la aventura “a pie”; y empieza el camino hacia el “Cerro Grande de Jomulco”. El trayecto de Rosa Blanca al pie de esta montaña requiere de una hora y 15 minutos aproximadamente.
La vista se recrea con la naturaleza; se camina entre árboles de pino, robles y encinos. Se observan pequeños huertos de durazno; y ahí, David, nuestro guía, asegura que llegamos al punto donde se iniciaría el ascenso.
“Hay que tomar suficiente agua. No es fácil lo que viene”, advierte. Y así a eso de las 11:30 de la mañana, con un viento y temperatura agradable. Más frío que calor… Después de una hora de intensa caminata optamos por descansar, pero solo por breves minutos.
El terreno es “jaloso” y parece que, entre mas se avanza, mas arrecia el frío; pero después de tres horas de camino nos encontramos por fin en la cima. La vista es esplendorosa, se contempla la sierra de La Yesca, el volcán Sangangüey y el volcán El Ceboruco, el cual por cierto se ve mas abajo.
Llama la atención el caudal del Río Santiago y el punto donde se ubica la Presa de El Cajón. También se contempla la localidad de El Ciruelo, ahora con su nueva ubicación. El geoposicionador marca una altura de dos mil 551 metros sobre el nivel del mar.
Ante la imponencia de la naturaleza, el cansancio desaparece como por arte de magia. Pasa el tiempo. Una y otra vez la pupila se recrea con aquel hermosísimo panorama. Ahora nos damos cuenta, ¡cuán grande es Nayarit!
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