Por la ruta de la historia
1.- La fotografía donde irradian los integrantes la alegría de abrir las puertas del gran museo sin paredes ni cristales, solamente armados con la abierta profundidad de hacer vivir de nuevo los sucesos, acontecimientos, personajes, lugares que se quitan el polvo del olvido y renacen los fuegos que están presentes en cada esquina, monumento, el recuerdo encendido.
Aquí están con la primera placa de cantera clavada en un símbolo de principio del siglo XX, el kiosco traído desde París Francia, por Diódoro Partida e instalado en 1907 con la base de cantera labrada. Escenario en 1910 en el Centenario de la Independencia y para engalanar la plaza de armas para las fiestas patrias.
La gente arremolinada, emocionada y llena de sensaciones intensas, sintiéndose que formaban parte del progreso, de villa a ciudad, de un pueblo que sin electricidad, entre sus portales y las calles empedradas, entre olor del petróleo y ocote, los vientos limpios y las carretas por su “calle Real”, tenían esperanzas del siglo nuevo cuando su origen de comarca de paso, de soldados y arrieros, de mesón, de hospedaje, de nobleza del buenos días y el cantar de pájaros era lo cotidiano.
Olores que inundaban al valle de árboles y sus dos ríos de aguas diáfanas. Vestimenta de manta, vestidos de lino y cabeza de indio, otros de trajes, claroscuros, sombreros de ala ancha, rebozos, los niños absortos y rodeando lo novedoso que corrieron con pánico al vernos llamando con celulares y nosotros espantados por las diligencias que cruzaban el poblado en medio del estruendo.
Una mirada de águila nos asombra la aglomeración, que aparente reinaba la paz social, pero las clases diferenciadas, ya estaban los fermentos, la pólvora para la insurrección, los estallidos contra la dictadura, Ixtlán de Buenos Aires despertaba entre el arrullo y cantos de palomas y el grito maderista ¡Sufragio efectivo, no reelección!
Aquí están los integrantes del Ecomuseo en esta tarde de tráfico por la avenida Hidalgo, ya a los catorce años después del siglo XXI, en la plaza General Eulogio Parra, solemne las palabras firmes del presidente del consejo ciudadano Pablo Torres Sánchez en al atril y las placas que serán colocadas en el centro histórico.
El maestro se dirige a los invitados y a sus compañeros de ruta cultural, Raúl Méndez Lugo, Diocelina Villanueva Méndez, Fernando Espinosa, Rigoberto Altamirano, Roberto Parra, Cristina Muro, Miriam Castañeda, Juan Manuel Ávalos, Pepe Alvarado.
Las palabras llegan en el momento de la inauguración aquella, hay un entretejido de imágenes los de aquel evento donde se arenga a la comunidad recordando a los héroes que nos dieron patria, el cura Hidalgo, Morelos, en los tiempos de don Porfirio Díaz se revuelven con los de este momento la era peñanietista, la de las reformas como la privatización del petróleo; los calendarios confundidos por las fechas.
Ya no existe la historia lineal, hay dimensiones que se mezclan, entre los autos están las diligencias, las cargas de burros con carbón no saben de semáforos ni de pavimentos porque se resbalan.
Culmina la primera hoja de ruta, el primer desafío, el camino a la inmensidad, a los vestigios como una aventura ¡Adelante ixtlec@s que nos espera la dicha y la consolación de acompañarnos las generaciones pasadas, las actuales y las venideras en nuestro museo maravilloso: Ixtlán de Río!
2.- Las estaciones de lectura, de recuerdos y las sacudidas están en los portales y las placas con logos abundantes, de color beige y letras negras, los textos, la síntesis precisa, la investigación exhausta: la tienda de La Perla, portal Redondo, El Hidalgo, cenaduría La Picha, Dulces típicos de Don Miguel, La Tereseña, tienda del Altito, Hotel Bola de oro…
No me perturban los ruidos escandalosos de las motocicletas, me siento motivado y concentrado evocando con mi veladora insignia de mi memoria de niño y las conversaciones a la luz de las estrellas de mi abuela y mi madre que bebían agua de luna, las historias íntimas de su barrio, sus personajes, los tíos y los lugares que se rescatan con la luz de mi lectura a las placas que conmemoran… Continúa mañana.
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