AHUACATLÁN
A pesar de no ser una ahora apropiada, no fueron pocos los que asistieron en la noche de ayer al funeral del señor Esteban Hernández Ramírez, fallecido en la víspera tras una complicación orgánica múltiple, a los 83 años de edad.
Viudo desde hace algunos años, don Esteban venía enfrentando la vida en medio de algunas complejidades. A veces solía refugiarse en su domicilio de la calle Hidalgo –a un costado del monumento a Juárez en esta cabecera municipal–; pero también viajaba con frecuencia a Puerto Vallarta, para visitar a su hijo Martín.
Hombre correoso, acostumbrado a las faenas, el señor Esteban fue el penúltimo de los 12 hijos que procrearon don Juan Hernández –de los primeros ejidatarios de Ahuacatlán que formó parte también de la Defensa Rural– y doña “Seve”, Ramírez.
Fueron ellos los que le inculcaron el amor por el trabajo y las buenas costumbres. Durante muchos años cultivó las tierras, pero las circunstancias lo orillaron a buscar mejores condiciones de vida allá en los Estados Unidos, donde permaneció varios años.
Casi todos sus hijos siguieron el mismo camino –Chico, Chago, Leti, Susy, Maribel y Sonia–, a los que procreó junto con su esposa Victoria Velasco. El único que se quedó en el país fue Martín, quien a su vez buscó sus propios medios de supervivencia en Puerto Vallarta.
Fue también padre de Mario, fallecido hace poco más de 3 décadas como consecuencia de un lamentable accidente.
El cuerpo de Esteban fue velado en su domicilio de la calle Hidalgo. Su misa se ofició el domingo a eso de las 4:00 de la tarde; pero el cortejo fúnebre se realizó a partir de las 9:30 de la noche; esto fue para que estuviera también presente su hijo Chago, quien tuvo algunos problemas para conseguir un vuelo que lo trasladara de Estados Unidos a Ahuacatlán.
A pesar de la hora inusual, fueron decenas de personas las que lo acompañaron hasta su última morada. DESCANSE EN PAZ.
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