No, no te sorprendas. Seguro estoy que muchos, al igual que yo, quisieran plasmar también sus propuestas, sus opiniones o sentimientos. No necesitas decírmelo; se que andas en busca de una curul o de una silla presidencial. ¡Hombre, qué bueno!, en verdad te felicito; esto seguramente obedece a tu vocación de servir.
De pronto te he visto en reuniones y asistes a velorios. No hay festejo al que no acudas. Veo que se reavivó en ti tu espíritu religioso; vas a misas y te he visto también recorrer calles y colonias. Convives con niños, saludas de mano a aquel, a aquellas y aquellos.
¿Te confieso algo? No te miro muy seguro. Deseas convertirte en presidente municipal o en diputado y tus aspiraciones desde luego son legítimas. Pero, ¿sabes?, también tienes que someterte a las reglas o estatutos de tu partido; y no solo a eso, pues además debes contar con un buen “padrino”. Podría en lo personal recomendarte a alguno, pero me abstengo. No quiero ser cómplice de nadie. Y no te ofendas, pero en realidad no confío mucho en los políticos.
Conseguir la candidatura no es fácil, bien lo sabes. No son pocos los que buscan ese mismo cargo. Entonces debes primero someterte al escrutinio interno, y si resultas elegido, prepararte para la campaña constitucional; recurrir a los medios, difundir tus propuestas y tratar de convencer al mayor número de ciudadanos.
¿Vamos bien verdad?, pero ahora quiero sugerirte algo muy importante: Por favor ¡No hagas promesas sin ton ni son! ¿Para qué empeñar tu palabra si ni siquiera sabes cuál es tu presupuesto?…
Podrías argumentar, “Ah, yo me creo muy capaz y se cómo gestionar”. No, no, no; te aseguro que no es nada fácil. Son muchos los obstáculos que debes de librar. Tendrás a veces qué someterte a los ordenamientos que dicta tu partido y no enfrentarte con funcionarios o gobernantes mayores.
Fíjate que hace dos o tres días “visité” unas páginas de Internet. Tenía curiosidad por saber cuánto ganan los diputados aquí en Nayarit y cuáles son los sueldos de los presidentes municipales; ¿y qué crees? ¡Por poco y caigo pa’trás!… Me di cuenta que lo que ellos ganan en un mes yo no lo gano ni en un año, ¿Te parece justo?
Por eso quiero proponerte otra cosa: Asume como propósito reducirte el sueldo. ¿Cuánto crees que sería lo justo? Sé sincero por favor, ¿Te parecen bien cinco salarios mínimos?… Ah, creo que hasta me excedí. Pero si en verdad eres una persona que piensa en su pueblo, si eres un aspirante que en verdad desea una sociedad más equilibrada, ¡pues entonces empieza por rebajarte el sueldo! Te aseguro que sería una de tus mejores obras.
Hay mucho qué hablar sobre este tema, pero el espacio se agota y además de todo empiezo a alterarme tan solo de pensar en estas desigualdades sociales. ¡Me encabrona la abismal diferencia que existe en los sueldos! Prefiero dejar este asunto para otra ocasión.
Te cuento otra cosa: Sin querer queriendo me enteré que andas desde ahora ofreciendo cargos u empleos al por mayor. Malo, ¡Muy malo!; no creo que sea ético. ¿Por qué lo haces?, ¿Para ganar más adeptos? Por favor, ¡No lo hagas!, ¡No caigas en el error de muchos políticos! Tienes que medir condiciones, situaciones y posibilidades; y una buena medida sería reducir la nómina; es decir, emplear menos personal y reducir también sueldos a los trabajadores.
Mira, si nos metemos a fondo en este tema podríamos obtener buenos consensos; pero me gustaría tocar también otros asuntos que podrían ayudarte a obtener más simpatías. Lamentablemente me quedan apenas dos renglones. ¿Te parece entonces que continuemos en otra ocasión?, ¡Ándale pues!; pero por favor, ¡No eches en saco roto lo que leíste líneas atrás!; el pueblo te lo va a agradecer.
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