JALA.
Además de la intensa lucha que está librando para detener la propagación del coronavirus, el presidente Carlos Carrillo Rodríguez y su equipo de colaboradores tienen que enfrentarse a los embates de la naturaleza, tal y como sucedió anteayer con la feroz tormenta que se abatió y que dejó algunos daños materiales a los habitantes del poblado de Coapan.
Algunos afirman que más bien se trató de una tromba; es decir, de una fuerte tormenta que fue acompañada por intensos ventarrones, lo cual hizo que la corriente de agua buscara algún cauce arrastrando todo lo que había a su paso, como ramas, tierra, arena, palizada, troncos, escombro…
En temporada de lluvias el agua que proviene del volcán El Ceboruco generalmente “baja” por un arroyo conocido precisamente como el arroyo del volcán; pero esta vez se salió de su cauce, “taponeó” la corriente y se deslizó por donde quiso metiéndose a varios corrales y a algunas casas.
Justo a esa hora el presidente se encontraba en Jomulco conversando con el delegado municipal sobre el tema del COVID-19. Fue notificado del suceso y de inmediato se desplazó hacia Coapan acompañado de algunos de sus colaboradores, dándose cuenta por sí mismo de los daños que había dejado la tromba.
Los habitantes de este pequeño poblado que se sitúa justo al pie del volcán El Ceboruco, afirman que tenían más de 30 años que no habían sido castigados por una tormenta de esta magnitud y dicen que fue angustiante observar el agua, palizada, tierra y troncos meterse a sus corrales.
Para evitar o cuando menos prevenir otra contingencia de estas, el arquitecto Carlos Carrillo solicitó maquinaria especial para realizar trabajos de desazolve del citado arroyo y ayudar a las personas que resultaron afectadas por este fenómeno.
Discussion about this post