No hace mucho, después de presenciar un juego de fútbol en la unidad deportiva de Ixtlán, me encontré con mi amigo René Romero, a quien conocí allá por 1990. Él y yo coincidíamos en las ideologías políticas.
“¡Te ves hinchado!; y ya te veo muchas canas eh?”, me dijo. Yo asentí, pero además le conté mis achaques, mis temores y algunas otras cosas más.
René trató de consolarme. Después hizo algunas reflexiones: “Mira –me dijo–; todos al nacer recibimos ocho monedas, cada moneda vale diez años. Ahora bien –añadió–, separa una de las monedas, pues es la que usamos para terminar la vida jubilados, sanos o enfermos, con muchos o pocos recuerdos, con muchos o pocos amigos y ahorros…
…Así que en realidad sólo tenemos siete monedas que podemos usar. ¿Cuántas te quedan y cómo las vas a usar?”, me preguntó. Pensé: Ya usé cinco monedas y fracción, sólo me quedan poco menos de dos.
Estimado lector, ¿Cuántas le quedan a usted?, ¿Cómo las ha usado?, ¿Cómo usará las monedas que le quedan? Dicen que la vida es un continuo empujar hacia un precipicio. Al principio uno es quien empuja, hasta que llegamos a la sexta o séptima moneda, entonces comenzamos a decir: “no empujen, no empujen”; para finalmente en la séptima u octava, a más tardar, uno es empujado a su casa a terminar su vida.
Todo eso, ¿para qué?, preguntarán algunos de ustedes. Primero expondré algunas reflexiones y después una sugerencia.
- Reflexione y tome plena conciencia de que su vida es finita –ocho monedas a lo más–.
- Que cada día, cada año, cada moneda que pasa, ya no volverá: lo caído, caído, diría el filósofo de Güemes.
- Que es muy importante sacarle jugo a cada evento, a cada día, a cada moneda.
- Que es muy importante reflexionar y decidir lo que uno hará con el resto de las monedas, ¿trabajar como desesperado? Nadie en su lecho de muerte ha dicho: si hubiese trabajado más, si hubiese pasado más tiempo en la oficina. Casi todos han dicho: si hubiese pasado más tiempo con la familia, si hubiese viajado más, si hubiese.
Desde luego yo recomiendo seguir el camino de los siete factores del éxito pero enriquecido con dos cosas más:
- Con muchas ganas de hacerlo;
- Y con una actitud como la que Robert Fisher, quien decía que tenemos que aprender a liberarnos y desprendernos de nuestras barreras, creencias, actitudes y hábitos equivocados
Todo esto, decía Fisher, nos conduce a conocernos, querernos, respetarnos para ser así capaces de querer y respetar a los demás y, en mi opinión, para poder usar inteligentemente las monedas que nos quedan. Es muy importante sacarle jugo a cada evento, a cada día, a cada moneda.
Discussion about this post