Report-arce
La fachada de tabique y palmeras grandes y pequeñas del rancho San Rafael les da la bienvenida a nombres de los anfitriones, el profesor Rafael Mercado y su familia incluyendo nietos. Piedras de barro, pasto amplio y caballerizas, una hilera de palmeras y un tejabán que se llena de mesas engalanadas de manteles blancos combinados con tinto y verde. Arreglo de globos de colores y el piso oscuro.
Un cuadro de caballos en estampida, la barra repleta de platos y asadores de barro, alfalfa como representación natural, los frascos de antaño con las aguas frescas. Arcoíris de flores amarillas, moradas y rojas. Macetas, barreras blancas, pequeña fuente y un pequeño rodeo es la culminación de este paisaje decorado.
Una mesa central con dotaciones de mazapanes, banderas de coco y cajeta de tamarindo con la insignia, el letrero de la nostalgia, de un viejo mascarón de proa de los compañeros con su llegada de barcos que vienen desde lejos fuera de fatigas y de la acumulación de años.
El 37 aniversario de la generación 74-78 “Carlotita Larios Palencia”, maestra querida y la estampa que portan en el lado del corazón XXXVII C.R.E.N. Ciudad Guzmán y el logotipo del águila con sus alas extendidas y la antorcha inmortal de los recuerdos, en aquellos tiempos de miedos, casas de asistencia, desveladas y descubrimientos, pobrezas y amigos leales, amores platónicos.
Llego y apenas van ingresando entre ellos dos de mis mejores amigos que finamente se animaron a estar en este evento que se realiza anualmente y están las opciones de Jalisco, Nayarit y Colima porque de estos estados son la mayoría de aquellos estudiantes que de 240 egresados son 60 los que asisten con sus hijos, nietos y esposa o esposa.
Algunos fallecieron y me presentan a Rosalina Jacobo, de Jomulco, Miguel Ángel Mendiola, Rafael Vázquez, unos de Ahualulco, de Tuxpan Jalisco, Joel Santana de Jala, Héctor Nicolás Flores de Ahuacatlán, Alejandro y Raúl Anguiano de Manzanillo, Blanca Zamorano de Milpas Viejas Tecuala, Margarita Guerrero “La Jarocha” de Ayototitlán Jalisco, pero es de Veracruz, lógico.
Siguen llegando y José Luis Santiago me cuenta de lo que se hace el primer día de los tres. Se juntaron en el recibimiento en la Zarca en lo que se llama el “rompe hielo”, es el momento de los abrazos y las anécdotas, de los te acuerdas. Cooperan con mil doscientos pesos para venir y compartir. Llegan a los hoteles y cubren el territorio de viernes 17 al domingo 19 con una charreada y escaramuza en el Florentino Parra Camacho.
Después de la comida se lleva a cabo el baile y el nombramiento del rey y la reina del evento, será en El Ruiseñor. Hoy en la mañana asistieron con la guía del maestro Pablo Torres, cronista de la ciudad, a la zona arqueológica, uno de los lugares emblemáticos de nuestra historia ixtleca e ixtlense. Les prepararon en El Mesón de la Palma un festival, con el dueto Horizontes, grupo de niños en bailables y Saúl Calvilla con una dramatización de un borracho.
Otros llegan y me los presentan, Carlos Camarena de Tuxpan de los que noto que pronto toma batuta y es reconocido por como nuevo rey de esa noche de verano. Recuerdan a los que se quedaron en el camino y se fueron al páramo de sueños como José López de Amatlán, Eusebia Romero, José Antonio Chávez, Ignacio Castañeda, Jesús Martínez.
Nos sentamos y recurro a mis amigos de Ixtlán hasta les tomé una fotografía llena de alegría todavía. Hacen fila para comer tacos blanditos y dorados, cerveza y una banda “La Candelaria” de Fco I. Madero acompaña. Las conversaciones se reparten por doquier y observo las reacciones de júbilo y falta el amigo “Panchillo” Sánchez Parra.
Les pregunto por los lugares que los han recibido en su peregrinaje por las melancolías a pesar de las canas, la calvicie, la composición del cuerpo, lentes y arrugas. No importa porque para ellos el tiempo no ha pasado ya que es relativo y las emociones son tan fuertes que no hay lugar para lamentos. Mazamitla, Tepic, Ameca, Aguascalientes, Colima, Manzanillo y Villa de Juárez.
Existe el compromiso que cada cinco años deben de asistir a su lugar que los cobijó bajo el volcán de Ciudad Guzmán. Aquí están los ixtlenses que nacidos en los diferentes barrios hay una identidad desde cuando se corría como pólvora los que habían sido aceptados en La Normal. Están aquí José Luis Llamas, al anfitrión Rafael Mercado, Rafael Ventura, Marco Antonio Orozco, Ofelia Hidalgo, José Guadalupe Reinoso, José Luis Santiago. De mis conocidos faltó mi primo Salvador Arce, José María Santana, Efrén Marmolejo, Ramón Becerra, Antonio Talavera, Margarita Nava y alguien llamada Rosario.
A los compañeros profesores que laboraron en tantas serranías, pueblos lejanos de nuestras tierras, latitudes del frío y soledades en estos fuegos se acercan y reciben el calor y nunca han tenido alguna discusión o malos entendidos y los veo reposados, tranquilos y disfrutando las horas correspondidas. De los que nunca han faltado a los convivios que iniciaron hace cerca de veinte años sobresalen Joel Vizcarra, María Esther Fregoso y existen líderes naturales como Héctor Nicolás Flores y esposa, Fabiola Padilla, Benito Rodríguez y Rogelio Ceja.
Los ecos van de alma en alma, en la risa ancestral que vuelve, en los agradecimientos que se multiplican y ya de noche cuando regreso al baile les llega la ternura a mis amigos y miro sus ojos chispeantes ante este reencuentro que prometen a ir a Colima y ojalá que me inviten como reportero, que se acuerden de mí en sus preparativos. Y si no… yo se los recuerdo.
Discussion about this post