IXTLÁN DEL RÍO.- No han sido ni diez, ni 20 o 40, sino cientos de personas las que han recibido una “bendición” al momento de pasar por la acera oriente de la calle Hidalgo, muy pegado a Banamex.
El agua que salpica los cuerpos de quienes caminan por ese sitio proviene de un caño o tubo que está colocado en el techo y que sirve precisamente como desagüe.
Parece ser que existe un problema en la bóveda de este banco, pues cada que llueve, el agua que sale de ese tubo cae sin cesar durando hasta dos o tres días continuos.
Mientras caminan despreocupadamente, los peatones que transitan por ese punto sorpresivamente reciben su rociada y no falta aquel que salta intempestivamente tras sentir el frescor del agua.
La escena se puede observar casi todos los días. Basta apostarse cinco minutos cerca de ese lugar para darse cuenta de la gran cantidad de personas que son sorprendidas por ese chorrito de agua.
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