Desde que Monseñor Justo Barajas colocara el Monumento a Cristo Rey en el Cerro de Santa Catalina en Ixtlán del Rio, centenares de gentes que provienen no sólo de Ixtlán sino de los demás pueblos circunvecinos, visitan a Cristo Rey, aunque para esto tengan que “sacrificarse” subiendo los 540 escalones que hay que escalar para llegar a la cima.
Hoy es el cuarto día del novenario pues como todos sabemos la fiesta principal concluye el próximo domingo 27 de octubre –el último domingo del mes, tal y como lo marca la tradición–, y, de acuerdo al programa, hoy martes se dará continuidad a la tradicional peregrinación, con cánticos, danzas y cohetes.
Y bueno, a petición de algunos de nuestros lectores, esta vez retomamos nuevamente el tema de las leyendas… leyendas que se tejen alrededor del Cerro de Cristo Rey:
Se dice que ya hace muchos años, a orillas del pueblo, había una higuera muy grande ubicado a un costado del Camino Real –hoy avenida Hidalgo–; y que debajo de esa higuera se aparecía un enanito a quien llamaban “El Enano de Santa Catalina”, quien con mucha destreza impedía el paso a las diligencias –carruajes arrastrados por caballos– a cuyos viajeros ofrecía trozos exquisitos de caña y piloncillo.
La leyenda nos dice que aquellos que saboreaban aquel delicioso manjar ya no sentían deseos de irse, quedándose aquí para siempre. Y dicen que de esa forma se formó el Ixtlán de hoy.
Por otro lado, don Catarino Parada, un albañil muy conocido que falleció hace aproximadamente 23 años y cuyo domicilio se situaba por la calle Moctezuma, contaba a sus amigos que en las faldas del Cerro de Cristo Rey, por la parte norte, había un pequeño manantial donde en las noches se veía una “lucecita” y junto a ella se aparecía una “ánima” que decía a los que lograban verla que dentro del cerro existía un gran tesoro, señalando al manantial como la puerta de entrada hacia el lugar donde se encontraban dinero, joyas y otros objetos de gran valor. Sin embargo la gente que penetraba allí jamás podía salir.
Se cuenta también que todos los jueves santos, entrada la medianoche, en el Cerro de Cristo Rey se abre un gran túnel, y según dicen, los que han podido entrar escuchan a una persona que con voz pausada les dice: “O te llevas todo el oro o no te llevas nada”.
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