EL ROSARIO, MPIO. DE AMATLÁN.-
1.- Domingo diez de la mañana por la carretera de mariposas blancas, paisajes de arboledas y las ciudades que se ven desde este lugar con el imponente Ceboruco. La cúpula de la iglesia blanquiverde casi al llegar y doblamos para estar en la casa de la calle Juárez, contigua de la escuela. Vamos a los diez minutos a la casa Jalisco 14 de nuestros compadres, Lorena Monteón y José Aguiar y notifican que a la una de la tarde será el festejo en el campo.
Preguntamos sobre la evolución de su dedo y dice “ahí va”. Enfilamos el rumbo a esa cancha mítica donde jugué hace tantos primaveras y veranos cuando me tenían más miedo que al diablo y que en 1990 participé con El Nacional y en el trayecto tratamos de recordar cuándo fue la última derrota del equipo El Rosario y no damos con “bola”. Guerreros azules imbatibles, jerarcas de la franja de esos pueblos sureños.
2.- los directivos entusiastas y comprometidos con el fervor del futbol, deporte que avasalla y que concita pasiones y esto es la polémica cuando termina el partido que dura toda la semana masticando todavía los pormenores de las grandes o pequeñas batallas. Agustín Quintero, José Aguiar y José Luis Llamas con sus comisiones de presidente, secretario y tesorero en ese orden.
Otros que apoyan Sergio Parra, Salomón Parra, Jaime Parra. Gustavo Quintero como el encargado y director técnico. Esta es la primera estructura para que un equipo sea campeón, pero los protagonistas al sentirse respaldados por estos personajes, se comprometen en el campo y al grito de guerra de la porra que es tan exigente no les queda de otra que sacar partidos de las norias y de las oscuridades.
Ya sintieron lo que es ser campeón, se acostumbraron a lo bueno de la historia y conocieron las emociones del reconocimiento público cuando les otorgan el trofeo, la leyenda impresa, los quince mil pesos y el uniforme nuevo. Atrás quedaron los ecos de los dos partidos, épico por la goleada del 5 a 0 en el primer partido en esta cancha al Nueva España y al siguiente domingo de coronación cuando en un estruendo de nervios en el primer tiempo iban 1 a 3 y se presagiaba la remontada, defendieron orgullo, pundonor y sobre todo la portería.
Hombres que llevaron sus apelativos y los recuerdos y lazos familiares: Abraham “El Conejo” de portero; defensas, Pancho Soto el hijo de “La Birria”, Jesús hijo de Salomón Quintero, Arturo “El Cuichi” hijo de Arturo Parra y Beto de Amatlàn; medios, Cruz, Gustavo el número seis de Tepic, Giovanni de Amatlàn y Alejandro “El Pecas”; delanteros, Armando Altamirano “Bofo” y Cata de La Estancia. Suplentes Trini excepcional de Amatlàn, Adàn el hijo de Martha Esther, Jesús y Sergio Quintero.
Son la fuerza que logra los latidos y acelerar ese corazón azul que los siguen como si fuera peregrinación a las canchas sin importar calores, fríos y geografías. En la ecuación del éxito está bien diseñada estos tres algoritmos: jugadores, directivos y porra en interconectividad que producen los sueños. Juego bien porque hay gente que me alienta y directivos que apoyan en la economía de algún jugador que se traslada o estudia.
Voy al campo y sufro, gozo y me divierto y hago consumo y esto reditúa dividendos y así se recicla dinero, alegría y compromiso cumplido. En la final de hace dos tres domingos se consumieron más de 120 cartones de cerveza. La prueba palpable y real de lo que escribo.
3.- Nos unimos a la celebración que se me antoja muy solemne, hubiese querido espontanea después del domingo en Ahuacatlán. Estoy con el encargado y promotor de tres campeonatos de la Especial y uno y subcampeonato en tercera fuerza; campeones en la liga de Amatlán hace un año. Gustavo Quintero responde a cinco o seis preguntas y los dejo con él: “Primero al llegar fuimos al panteón para rendirle un reconocimiento al amigo que nos dirigió hace dos temporadas y que lamentablemente falleció. Le dedicamos estos campeonatos.
Tenía José Luis García un liderazgo con los jóvenes y lo respetaban. Me gusta porque estamos unidos y estoy orgulloso de los jugadores, la gente que nos sigue y los compañeros del pueblo que contribuye sin pleitos a que estemos organizados. Vamos por “el record” de la Furia Roja de Tepuzhuacán de cinco títulos en la liga de Ixtlán. No he perdido dinero, lo he invertido y vamos a trabajar con las fuerzas infantiles, pero por lo pronto seguiremos con jugadores de fuera porque nos motivan a tener calidad de equipo”. Después las fotografías del momento con Trini, “Colo” y Gustavo.
Están los dos trofeos de este año en una mesa blanca y muchas más a la hora de la comida y las carnitas, frijoles ricos y el arroz contribuye para sentir las armonías y luego la cerveza oscura y viene la banda “ El Cotorreo”. El equipo, no vinieron todos, se miden el uniforme que ganaron y es de la U de G, ojalá que no sea de mal agüero. Fotografías y el calor arrecia que sólo la sombra de la extendida parota amaina y mis tragos de licor.
Miro alrededor y veo a “La Poli” y su hermano Lencho, a “Héctor Álvarez”, “Chaleco”, Gabino Quintero, Ignacio Aguiar, Jaime “El Coparche”, Salomón “Ancelotti”. Faltaron algunos vocales como Martín Valderrama, Arturo “El Barba”, Ramón “Monchi”. Aquí tengo a Beto “El Tacua” y al servicial “Chato”, un niño que nadie atina su edad. Miro alrededor, el campo con zonas bardeadas, las porterías en el rigor del tiempo van dejando de ser blancas, redes que son sacudidas por niños que se les antoja ser grandes futbolistas; aquí está mi sobrina Dana tirando con fuerza.
El pasto ralo, seco y amarillento pidiendo la presencia de las lluvias del verano que da señales en el cielo; las dos construcciones de una división ficticia de dos equipos de este pueblo antes llamado “Garabatos”. De este pueblo que es reconocido por “El Manto” y ya desde años “los dos saltos” el del General y Tori.
El pueblo de la plaza con una fuente que está seca, el de “La Mata Sagrada”, el del Barrio de Abajo, Las Colonias, Barrio Alto, el de La Cruz. Este pueblo hoy por hoy se ha convertido en el centro del futbol en estas comarcas, porque sé por medio del celular que acaba de terminar el partido de la final en la liga de Jala y ganó “El Nacional”. Se acercó la noche y dejó de rodar por esta vez el balón y sus festejos.
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